La dimisión de María Seguí denota problemas enquistados en la DGT desde hace mucho tiempo. Que estos problemas sean múliples y de muy diversa naturaleza no significa que no sea posible encontrar quizá un elemento común: el hecho de que la DGT depende del Ministerio del Interior, cuando en realidad debería depender del Ministerio de Transporte, como sucede en prácticamente todos los países. Si pertenece al Ministerior del Interior es en buena parte porque la DGT es una subsección de la Guardia Civil, que ejerce un gran control sobre el organismo.